carcelero tentado por unas mamaditas
Es muy peligroso ejercer la prostitución en la calle porque nunca sabes a quien te puedes encontrar, puede ser un cliente, un delincuente o un policía cumpliendo con su deber. Es lo que ha ocurrido en este caso, una rubia imponente se ofrece a follar a un desconocido que resulta ser un policía de la secreta y una vez dentro de la cárcel va a tener que demostrar que no ejercía prostitución alguna, simplemente era una cerda que le gusta el sexo y nada mas.